La prueba (1890) de Emilia Pardo Bazán es una continuación de Una cristiana (1890). Aquí se enmarca la historia de sus personajes en los espacios típicos de su obra de creación: Madrid.
Las dos novelas constituyen un ejemplo más de cómo nuestra autora, emplea su pluma en la descripción de ambientes madrileños fundamentales para acercarnos al Madrid de la época. Refleja los espacios físicos de la ciudad pero también a sus habitantes. Por más que en estas novelas la autora se centra en el análisis de las clases medias.
En La prueba la voz narradora se identifica con la de su protagonista. Salustio es un estudiante en la España del siglo XIX, perdidamente enamorado de Carmen, la esposa de su tío, con quien convive.
En La prueba Pardo Bazán deja de lado su fabulación naturalista para evolucionar hacia un mayor simbolismo y espiritualismo.