No fue hasta fines del XIX, que se hizo una buena edición de los Poemas de Fray Luis de León. Considerado por algunos un poeta místico, dejó poemas de notable sabor íntimo-religioso. Fray Luis es una de las voces más altas de toda la poesía en castellano. El propio Fray Luis dividió sus poemas en tres apartados: las originales, las traducciones de poetas profanos y las traducciones o versiones bíblicas.
Francisco de Quevedo editó por primera vez en 1631 sus poemas, utilizándolo como antinomia del culteranismo en el contexto de la guerra poética que mantenían Quevedo y Luis de Góngora.