El atractivo Joe Malone no la llamó después de su explosivo beso, y Kylie decidió quitárselo de la cabeza. . . hasta que tuvo que pedirle un favor para resolver un extraño asunto. Alguien había robado un objeto muy valioso para ella, y solo había una persona para llevar a cabo la investigación: Joe.
No, Joe no la llamó después de aquel beso. Él era un tipo para divertirse, no un hombre con el que compartir la vida. Y Kylie se merecía estar con un buen hombre que permaneciera a su lado. Sin embargo, cuando estaban juntos, a él le resultaba muy difícil concentrarse y, aunque su cerebro sabía lo que tenía que hacer, su corazón no captaba el mensaje.
Mientras Kylie y Joe estaban inmersos en la búsqueda del tesoro, descubrieron cosas sorprendentes el uno sobre el otro, y se dieron cuenta de que, quizá, la mejor forma de superar aquel beso era reemplazarlo con un centenar de besos más.
"¡Me he enamorado de Jill Shalvis! Sus historias son mi lectura preferida para reírme y emocionarme".
Susan Mallery