La Guía espiritual fue denunciada por el cardenal D'Estrées, embajador en Roma del rey de Francia Luis XIV y ex amigo de Miguel de Molinos.
Tras la denuncia, a Molinos lo encarcelaron junto con algunos de sus discípulos el 18 de julio de 1685. Lo procesaron por inmoralidad y heterodoxia y condenado en 1687 a reclusión perpetua, siempre vestido con un hábito penitencial. Tenía que recitar el Credo y un tercio del Rosario, y confesarse cuatro veces al año.
Molinos abjuró de su doctrina en la iglesia de Santa María sopra Minerva el 13 de septiembre de 1687.
La Guía espiritual se tradujo al latín, el francés, el holandés, el italiano, el alemán y el inglés. En quince años hubo veinte ediciones en diversas lenguas.
En esta guía, Miguel de Molinos formula los principios fundamentales del quietismo. Pregona la pasividad en la vida espiritual y mística, como la mayor de las virtudes de la vida contemplativa.
Tuvo repercusión sobre todo en Italia, donde cardenales como
Casanata,
Carpegna,
Azzolini
y el mismo D'Estrées entablaron amistad con Molinos,
y otros como Coloredi,
Cíceri
y Petrucci, obispo de Jesi, asumieron sus ideas;
incluso el propio papa Inocencio XI pensó en nombrarlo cardenal.
En Francia difundieron el quietismo el padre François Lacombe, madame Jeanne Guyon y Fénelon, que apoyó las doctrinas de éste sobre el amor divino.