A grandes rasgos, el Popol Vuh relata la lucha de los mellizos Hunahpú e Ixbalanqué (los gemelos civilizadores) contra los gigantes Vucub Caquix, sus hijos, Zipacná y Cabracán, y los soberanos del inframundo de Xibalbá. Dentro de este planteamiento general, el libro se inicia con la creación y el origen del hombre, surgido a partir del maíz tras varios intentos infructuosos por parte de los dioses. Después se introduce en la epopeya de los semidioses Hunahpú e Ixbalanqué, los cuales se convertirán en el Sol y la Luna al dar término a su gesta; a continuación el pueblo quiché se extiende, sometiendo a sus vecinos. Se trata de episodios con una lección moral que castiga a los vanidosos, soberbios y malvados. Desde luego, ésta es su parte de mayor interés literario, plena de imaginación y fantasía.
Una tercera parte ofrece una descripción de las dinastías y los dioses, así como una crónica más histórica sobre el origen y la estructura de los pueblos indígenas de Guatemala. También se refieren los sucesos recientes que les afectaron, incluido el colofón de la conquista por los españoles hacia 1524, aunque cabría la posibilidad de que estos detalles no figuraran en un hipotético original precedente. En cualquier caso, el Popol Vuh ofrece un indudable interés literario, tanto por su rica imaginería de leyenda como por ser una obra de creación que contempla la cultura preexistente y la colonizadora.
El Popol Vuh que hoy conocemos fue escrito tras la Conquista en lengua quiché con grafía castellana por indígenas cristianizados.
Algunos estudiosos indican que uno de los posibles autores del Popol Vuh es Diego Reinoso. Y se cree que fue redactado entre 1554 y 1558, en la antigua capital de los quichés, Gumarkaaj (Utatlán), hoy Santa Cruz del Quiché, o en Chuilá (Chichicastenango), pueblo en que vivieron los sobrevivientes de la nobleza quiché tras ser derrotada por Pedro de Alvarado.
En 1701 llegó a Chichicastenango el sacerdote dominico Francisco Jiménez, quien aprendió varios idiomas indígenas y transcribió el manuscrito del Popol Vuh al español.
En 1829 los dominicos fueron expulsados del país durante el gobierno liberal de Francisco Morazán, y sus archivos pasaron a la Universidad de San Carlos. En 1854 un médico austriaco residente en Guatemala, Carl Scherzer, tuvo acceso al manuscrito de Jiménez, y lo publicó en 1857 en Viena.
Ese mismo año el abate francés Charles Etienne Brasseur de Bourbourg (1814-1874), excéntrico y erudito, llevó el manuscrito a París y lo publicó en francés en 1861. A la muerte de Brasseur el manuscrito pasó a manos de Alphonse Pinart, quien luego lo vendió por 10.000 francos.
En 1887 fue adquirido en una subasta por Edward E. Ayer, quien lo donó a la biblioteca de la Universidad de Newberry, en Chicago, donde aún se encuentra.
La primera edición moderna del Popol Vuh es de 1947 y su traductor es Adrián Recinos.