Anna Ajmatova fue una poeta rusa ampliamente reconocida como una de las voces más importantes de la literatura del siglo XX. Nacida en Odesa, en el entonces Imperio Ruso, Ajmatova es conocida por su obra lírica profundamente introspectiva y por sus poemas que capturan la angustia, el sufrimiento y la resistencia del pueblo ruso en tiempos de represión. A pesar de la censura y la persecución que sufrió a lo largo de su vida, su legado literario sigue siendo fundamental en la poesía rusa y universal.
Ajmatova fue una de las principales representantes de la corriente acmeísta, un movimiento literario que buscaba claridad y precisión en oposición al hermetismo del simbolismo. Su primer libro de poemas, La tarde (1912), la estableció como una figura destacada de la literatura rusa. Sin embargo, su obra más célebre es Réquiem (1935-1940), un ciclo de poemas en el que expresó el dolor del pueblo soviético bajo la represión estalinista.
Ajmatova se convirtió en un símbolo de resistencia y dignidad en tiempos de opresión. Su poesía, con una aparente sencillez formal, expresa una profundidad emocional y una carga histórica que la han hecho trascender generaciones. Sus versos no solo abordan el amor y la pérdida, sino también el sufrimiento colectivo de Rusia en el siglo XX.
A pesar de la prohibición de su obra durante largos períodos, su legado fue reivindicado en la Unión Soviética en los años 50 y 60, permitiendo que sus libros volvieran a ser publicados. Su influencia se extiende más allá de la literatura rusa, impactando a escritores y poetas en todo el mundo con su estilo preciso y su poderosa voz lírica.