Utanapishtim había penado con creces el pecado de crear a la raza de los vampiros con su entierro en vida durante siglos. Con un solo rayo de su mirada, inmolaba a sus propios descendientes... con lo que comenzó el exterminio de los vampiros. La bella y letal Brigit Poe, no del todo vampira, pero ferozmente leal a sus parientes de sangre, había sido llamada a la acción. Por mucho que lo aborreciera, no podía escapar a su destino: acabar con el antaño gran rey de los inmortales para salvar a la raza de los vampiros. Dos guerreros, semejantes en poder y decisión, se iban a enzarzar en una equilibrada batalla, solo para descubrir una pasión tan abrumadora que acabaría poniendo en cuestión cada verdad sobre la que se asentaban sus vidas.